Antitaurinos

Como siempre en época de exámenes os dejo cosas que no me quitan tiempo. Aquí tenéis un artículo aparecido en un periódico salmantino, escrito por Juan Mari Montes, sobre esa mal llamada cultura taurina. También os pongo un vídeo de Ska-p, y su canción Vergüenza acerca de este tema.

Dicen los antitaurinos que la fiesta de los toros no es un arte sino una tortura y que nada en la fiesta brava es genuino excepto el dolor del animal. Creo que esto es mentira.
Dicen que 24 horas antes de entrar al ruedo, el toro ha sido encerrado a oscuras para que al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el público de que el toro es feroz, pero su condición natural es huir y no atacar. También dicen que le recortan los cuernos para proteger a los toreros y les cuelgan sacos de arena en el cuello durante horas. Y dicen incluso que les golpean en los testículos y en los riñones, les provocan diarrea poniendo sulfatos en el agua que bebe para que llegue débil y desorientado al ruedo y le untan grasa en los ojos para dificultar su visión. Yo creo que esto no puede ser verdad, igual que eso que dicen de los caballos de los picadores: que los eligen entre aquellos que no tienen valor comercial porque mueren cada tres o cuatro corridas y que es habitual que el animal sufra quebraduras de costillas o destripamientos. Dicen que el peto que se les coloca más que para protegerles es para que no veamos las heridas del caballo que con frecuencia presenta exposición de vísceras. A mí esto también me parece mentira cochina.
Dicen que cuando el torero considera que el toro embiste con mucha energía, ordena al picador el trabajito sucio de desangrarlo para debilitarlo clavándole una lanza que destroza músculos, vasos sanguíneos o nervios. Las banderillas continúan la hemorragia. La perdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden que el toro levante la cabeza, por eso el torero puede acercarse sacar pecho y pavonearse en busca de aplauso. Dicen que el toro es atravesado por una espada de 80 centímetros que le destroza hígado y pulmones. Cuando la espada destroza la arteria, el toro agoniza en un gran vómito de sangre. Cuando no, intenta desesperadamente escapar retrocediendo. Entonces se le apuñala en la nuca con el descabello. La puntilla intentará seccionarle la médula con lo que el toro queda paralizado sin poder realizar los movimientos respiratorios, muriendo asfixiado ahogado en su propia sangre que le sale a borbotones por boca y nariz. Dicen que aunque una vez destrozadas todas las vértebras el toro pierde el control de todo su cuerpo de cuello para abajo, hacia arriba se mantiene intacto con lo que es consciente de todo el horror y de cómo lo arrastran fuera.
Pero repito, esto que dicen los antitaurinos me parece mentira. No podemos ser tan malvados. ¿O sí?